El Lado Cómico de Einstein

Por miedo a la vergüenza, muchos seres humanos nos limitamos demasiado. Nos escondemos detrás de caras serias y para evitar que los demás nos censuren, nos reducimos y restamos importancia a muchos deseos reprimidos que se encuentran sepultados en la misma tumba donde yace nuestro niño o niña interior. Una calidad admirable de Albert Einstein, de los muchos que poseía, fue su capacidad de ser fiel a si mismo.
Un romántico incurable y un “tipo rarito”, Einstein tuvo una vida llena de aventuras amorosas, de música, y por supuesto, de ciencia. En la foto icónica de arriba, tomado el 14 de marzo de 1951, después de su fiesta de cumpleaños, el físico alemán hacia muecas a un grupo de fotógrafos, entre ellos, el Arthur Sasse, quien logró capturar el momento. En lugar de sentirse cohibido por la foto, a Einstein le encantó y, de hecho, le pidió varias copias a Sasse para uso personal, una de las cuales fue autografiado y regalado a un reportero. Esta joya fotográfica se ha convertido en una de las fotos más populares del científico.