Campo de Horror

Los seres humanos nos ilusionamos mucho con el espejismo del poder. Al poseer un falso sentido de identidad, contaminado de prepotencia y delirios de grandeza, uno llega a tener la sensación de que se tiene derecho a la adoración y la sumisión de los demás. Las masas “inferiores” están sometidas a todo tipo de abuso y cuando intentan contraatacar, se convierten en victimas de guerras infundadas. Allí yace la raíz de toda desigualdad e inequidad que perduran en el mundo. Una raza se siente superior al otro, los ricos se sienten más poderosos e importantes que los pobres, un sexo se siente más meritorio o mejor que el otro y así va el asunto.
Adolf Hitler, el arquetipo de todo lo que acabamos de mencionar, cometió atrocidades imperdonables e imborrable contra la humanidad, condenando a inocentes a sufrir una muerte horrorosa por la simple razón de que no apoyaban ni compartían sus ideales. El régimen que proponía fue inhumana, innecesaria y absurdo. En la imagen, observamos las raspadas de las personas torturadas… Intenten asimilar este hecho incomprensible y indescriptiblemente doloroso.