Ana
Una tendencia en crecimiento es la de asignar a los recién nacidos, nombres muy cortos. El nombre Ana, aunque clásico y viejo como el tiempo mismo (pues ha estado en existencia antes del nacimiento de Jesucristo), cabe perfectamente dentro esta predilección moderna y sigue más ‘vigente’ que nunca. En cuanto a su origen etimológico, proviene del hebreo “Hannah” que se traduce como “favor de Dios” o “llena de gracia”. Con su delicada pronunciación, es una joya de nombre por muchas razones, en particular para los cristianos. Ana fue la madre de la virgen María, así que lo podemos considerar un nombre bíblico.
Las personas que llevan este nombre son compasivas, usualmente, poseen naturaleza emotiva y amable. Son sagaces, optimistas y aman la harmonía. Su Santo se celebra el 26 de julio. Otra característica de Ana que lo hace muy especial es su calidad atemporal, es un nombre impregnado de tradición sin sonar pasado de moda o anticuado.